(...)
Él me miraba estupefacto, le sonreí, cómplice. Mientras volvía a colocar el revólver en su lugar. - ¿De donde sacaste eso? – susurró temeroso, lo observé como si la respuesta fuera obvia.
-Fue bastante fácil conseguirlo, le aseguré. Me gasté todo el dinero que llevaba encima en bebidas alcohólicas de mala calidad pero valió la pena, luego decidí hacer una pequeña visita a un viejo conocido.
- ¿A quién? – interrumpió y fruncí el ceño.
- Recuerdas cuando te dije que en mi barrio vivían algunos personajes “peculiares”. – intente hacerle recordar.
- Creo que si – contestó vacilante.
- Bueno, resulta que a dos calles vive un anciano que trabajo para el gobierno, algo así como la CIA, y tiene varias de estas en su casa.
- Ah ya, ¿y la alquilaste o que?- Odiaba cuando era sarcástico.
- Si no interrumpieras podría contarte, resulta que este…señor, tiene una predilección por el whisky barato. Es un poco agresivo, y te imaginarás como será cuando está bebido, tuve que reunir todo mi valor para visitarlo. – no pareció gustarle la idea de que me hiciera daño. Dudé si proseguir.
- Al principio la idea fue negociar, pero rechazó el trueque.- sonreí ante el término- así que decidí regalarle las botellas, embriagándose delante de mí. No fue un espectáculo placentero precisamente. Creo que olvido porque esta allí o consideró que ya no le era útil y me amenazó con la misma que vez aquí – su respiración se detuvo cuando miré de reojo el arma.-
- ¿Estas hablando enserio? ¡Pudo haberte matado!- gritó enfadado, le tapé la boca con la mano, y recé porque nadie nos hubiera escuchado, me crucé de brazos antes de comenzar a hablar nuevamente. Este chico era imposible
- Descuida, el arma no estaba cargada, y lo sabía
- Pero como…
- Chismes de la cuadra- le interrumpí. – Cuando se dio cuenta de que había descubierto su secreto se puso peor- me estremecí sin quererlo- por suerte logré convencerlo de que iría a comprar las balas para él, inocentemente me dio la dirección del lugar, el dinero y me pidió que dijera que iba de su parte. Aunque me confesó que hace años que no pisaba ese comercio, tomé un taxi y luego aquí me ves. – Sonreí complacida
- ¡Cuando se entere va a matarte!- estaba aterrorizado
- No te preocupes, para mañana no recordará nada. Pienso regresársela alegando que la encontré en el jardín. Como no tendrá ni idea se lo tragará.
- Tienes una mente criminal. Creí que eras más como una princesa.- bromeó
- Son tiempos duros – me defendí
- Lo sé, y más para nosotros que cargamos con semejante responsabilidad. – agregó con semblante serio. - ¿Crees que la necesitemos?
- Absolutamente, esto es la guerra.
(...)
"Casualidad"
Capítulo 6
Capítulo 6
No hay comentarios:
Publicar un comentario